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Rayden - Matemática de la carne


Fuimos a hacer el amor y parece que volvimos de la guerra.
Me sentí astronauta cuando me abriste la puerta,
perdido en tus lunares; diciendo adiós a la tierra.
Borrando en el felpudo el camino de migas,
para que nadie siga el rumbo que entre ven tus piernas cuando caminas.

Punto a punto formando una línea,
una recta entre tus curvas y mis indirectas, con puntería.
Volaron los minutos teniéndote cerca;
ocultos, y jugando mudos, juntos, a ese "truco o prenda".
Con el lenguaje de las manos,
leyendo en braille cada surco de piel pero también tus labios.
Vivimos sin horarios lejos de calendarios,
versos de pasión y no de aniversario.
Todo lo que no te dije, lo hice:
Cicatrices que aun recuerdo en sueños cuando despertamos vecindarios.


Mi más sentido bésame, bésame, besayuname;
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla.
Perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te hare el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto enamorados ojos de legañas,
pero no hay mejores brindis que los que hacen tus pestañas.
Estás en mi lista de sueños cumplidos,
y en el de pecados compartidos.
Rompamos juntos la barrera del sonido
cuando el gemido se coma el ruido.
Hagamos juntos todas las maldades.
La dieta de los caníbales.
Soy de los que siempre creyó en las señales,
por eso pégame, muérdeme, déjame cardenales.


Y navegué en tu piel,
un marinero sin carne poniéndome tu desnudez de abrigo.
Perdí el hilo, bailé el tango de tu tanga;
y me pisaste con tus zapatos de tacón fino.
Te dije hazme lo que quieras y me hiciste a mí sin adjetivos,
me pusiste a mi sentado y yo perdí el sentido.
Uní lunares como una línea de puntos
y así todos juntos conseguí formar siempre contigo.
Querías un sastre y una sonrisa medida,
cocida; pero para esa no hay cabida.
Con los ojos de lujuria,
con lo caras que están las caricias; me hice tuyo.
Me diseño trajes de saliva y liga.
Ya pagué mi crimen.
Le puse fin, ahora tú solo dime, dame, y gime.
Toma me y di que tú estarás ahí, que no me olvide.
Por ti por mi, que haga hasta que te corras el carmín… pero no el rímel.

Bésame, bésame, besayuname;
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla;
perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te hare el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto rejuntarse el hambre con las ganas,
pero no hay mejor skyline que verte tumbada.
Cada vez que quedo con ella
parece que unas voces nos dicen “silencio, se rueda”..
y cuando llega la escena del beso
pongo cara fea para repetir hasta la toma buena.
Reina del exceso, siempre fui un experto en coger el amor por donde quema.
Mi desmesura, con mano dura,
ganas de locura y de acercar posturas
encima de una noche a tu cintura.
Cuerpo a cuerpo; viaje espacial, vuelo directo
sin pagar tasas de aeropuerto ni aduanas.
Si más parad en el trayecto que pararnos
para hacer escala entre tu desnudez y tu pijama.
Sentados como dos gatos sobre tejados de zinc,
escurriendo botellas de champan ‘chin-chin’
en una noche de San Juan que parecía abril; climax.
Final Feliz